Entrevista realizada a Isabel Richart Sotés por Elena Aub

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    Título(s)
    Título
    Entrevista realizada a Isabel Richart Sotés por Elena Aub
    Proyecto de historia oral. Refugiados españoles en México

    Contenido
    Sus datos biográficos. Se casa con Álvaro Custodio. Su filiación republicana. Sale al exilio a Francia. La odisea para cruzar la frontera. Se niega a ingresar en un campo de concentración. Escapa de un tren en marcha y se refugia con amigos franceses. Vive en París. Álvaro Custodio viaja a América. Regresa con su hija a España. El hambre y la pobreza al principiar el régimen de Franco. Viaja a Cuba y se reúne con su esposo. Él trabaja en teatro; ella, en estética femenina. Dejan Cuba y llegan a México. La labor teatral de su esposo. Colabora en el vestuario y realizan giras artísticas. El noviazgo de su hija mayor, Isabel, con Fidel Castro. Brinda protección y ayuda a Fidel. La efervescencia revolucionaria en Cuba y el triunfo de la revolución. Trabaja con su marido en el teatro Can-Can, teatro de revista, colaborando en la escenografía, la coreografía y el vestuario. Escribe en Excélsior sobre belleza. Toma parte en la producción de programas de radio en XELA. Su cariño y admiración por México. Los mexicanos: generosos y extrovertidos. Tiene problemas con sindicatos de artistas mexicanos por el montaje y adaptación de obras teatrales. La anda. El descenso en la actividad teatral. Sale de México para volver a España. Reside temporalmente en Estados Unidos. A su regreso a España, se instala en Madrid.

    Fragmento

    EA.- ¿Cuál de tus hijas fue la que fue novia de Fidel Castro?

    IR.- Es la mayor.

    EA,- ¿La mayor? Y me vas a contar eso, ¿no?

    IR.- Pues yo no sé hasta qué punto debo contarlo, digo, porque eso es cosa de ella ya, no es cosa mía.

    EA.- Bueno, pero a ella no la voy a entrevistar.

    IR.- Sí, pero es que eso ya es…

    EA.- Es tu hija y tú lo viviste, ¿no dices?

    IR.- Sí, lo viví de cerca y te puedo contar lo que, la experiencia mía de, con Fidel, por ejemplo la mía, pero cosas de ellos, pues es de ellos, es de ellos.

    EA.- Bueno, la experiencia tuya.

    IR.- Es de ellos.

    EA.- La experiencia tuya.

    IR.- Eso es de ellos, La experiencia mía es que yo estaba en, en una gira de teatro con Álvaro, y, cuando yo me marchaba, le dejaba a mi hija, en vez de dejarla en mi casa sola con la muchacha, ya era una mujer, tenía diecisiete años, dieciocho, pero en vez de dejarla en casa, que siempre en México ya sabes que hay una inquietud por las chicas solas, no se puede y eso. Bueno, pues, se la daba a una amiga mía Teleca Susó, una escritora cubana muy inteligente, muy muy inteligente, y que se llevaba muy bien con Isabelita. Y entonces ella tenía una casa muy grande en las Lomas, y ni le estorbaba ni nada, al contrario, era un regalo para ella mandarle a mi hija. Entonces se quedaba allí con ella. Bueno, en esto llega Fidel castro a México; hay sus movimientos, sus cosas, y lo agarran preso. Yo estoy de gira, no estoy en México, en el D.F., vaya, estaba en Guadalajara. Y entonces, esta, Teleca Susó, muy politizada, claro, una mujer de… fue mujer de Pablo Latorriente, que fue un hombre maravilloso, que vino aquí a España y murió aquí en la guerra de España nuestra, ah, tú sabes, ¿no? Bueno, entonces Teté quiere ir a la cárcel a ver a Fidel, y piensa que si lleva a Isabelita con ella, que con esa juventud y esa gracia, mi hija… quiero hacer un paréntesis para decirte que es de las mujeres más bellas, ¿tú no la conoces?

    EA.- No.

    IR.- Pues si vas a México te voy a dar el teléfono, porque aparte de que te va a interesar horrores, es una gente extraordinaria de personalidad, es bellísima, pero bellísima, bellísima, muy alta, un tipo… que tienes que, a fuerza, volver la cabeza pa mirarla, una mujer extraordinaria. Entonces Teté pensó que era un escudo para ella, llevarla, porque ni los carceleros ni nadie iba a pensar que ella era una política, mi chica, ¿no?, y que eso le borraba a ella un poco el matiz político que ella llevaba. Y llevaba incluso una cámara de esas ocultas de, de hacer fotos, ella llevaba su plan,

    EA.- Ajá.

    IR.- Y pensó llevarla, Y entraron en la cárcel; les dieron permiso. Y, claro, los guardianes enseguida con mi hija; bla, bla, bla, Ah, mi hija, a esa edad, a los dieciocho, ¿eh?, por donde pasaba le decían cualquier cosa, pues le encantaba y era extrovertida, de coqueta; sigue igual, te advierto, y de cuarenta, pero sigue igual. Entonces entraron en la celda, y parece ser, según me lo ha contado siempre Teté y todo mundo y eso, que Fidel ya no hizo el menor caso de nada de que le hablaba Teté, ni nada, sino a mi hija, todo el tiempo pendiente de ella. Y después, inmediatamente, cuando ya se marcharon y eso, en cuanto que salió Fidel de la cárcel, lo primero que hizo fue ir a casa de Teté y decir: "¿Dónde está esa chica?" Entonces la buscó y qué sé yo. Bueno, entonces Teté, cuando vio el asunto, ya dijo: "Uy, esto ya no me pertenece a mí, todo este lío". Y me llamó por teléfono, entonces me dijo: "Oye, aquí pasa esto: hemos ido a la cárcel y esto y ya se acabó. Fidel, Fidel está aquí viviendo en mi casa conmigo, y tu hija está aquí, y a Fidel se le cae la baba con tu hija. Y esto es una responsabilidad que yo no quiero". Entonces yo no le quise decir a Álvaro nada de esto, para no preocuparle, no tenerle la obsesión de la niña y de lo de Fidel, qué sé yo, Y entonces le dije que necesitaba venir a México por equis, etcétera, ni me acuerdo el motivo, pero debía ser fuerte para que me dejara venir, digo, que le pareciera normal, creo que por la pequeña, le dije algo de la niña. Bueno, el caso es que vine y ya entré en contacto con Fidel… ¡y se me cayó la baba!

    EA.- [Risa]. ¿Y cómo era Fidel?

    IR.- Y yo decía: "Pero cómo mi hija no está loca con este hombre, cómo no está que bebe los vientos". Pues porque era demasiado joven y el otro tenía una personalidad arrolladora, demasiada personalidad, demasiada fuerza pa ella, ¿no? Eso en el exterior. Entonces yo pienso que eso era, la razón que yo veo desde fuera, pero quién sabe si por dentro había otra, ¿no?, vete tú a saber, o que no se entendían en la forma de hablar, o que no le olía bien [risa.], o que… vete tú a saber, ¿no? Digo, hay tantas cosas entre un hombre y una mujer, no sé. Bueno, ellos duraron un tiempillo y estaban siempre juntos y todo, pero no había…

    EA.- ¿Y al Che? le conociste?

    IR.- No, al Che no. Conocí a todo el grupo que tenía éste en México, aquí, a muchos. Y entonces, pues, me ligué fenomenalmente a él.

    EA.- ¿Sí?

    IR.- Sí, porque entonces él comprendió que yo podía ayudarle y que estaba dispuesta. Y entonces, pues, trabajé con él como una leona, y entonces ya no me iba yo a la, a la gira: iba y venía, iba y venía, yo era un constante… Yo les pasé armas a México; yo les alquilé cosas; yo les saqué armas y metí gente. Bueno, no sabes en las cosas que me metí. Y cuanto más me metía menos le quería yo decir a Álvaro, porque, claro, me hubiera dicho: "Stop. Hasta aquí. Y no, ¿Y qué haces?" Y, pues, para evitar: nada, no le decía nada. Y, claro, estaban en mi casa, pues, constantemente, y todas las conferencias que podían hacer a América y a todos los sitios que tenían ellos que hablar, porque hablaban mucho con Miami. Y luego hablaba también incluso con su hijo, porque tenía un, tenía un hijo. Bueno, pues, eso desde mi casa porque, claro, yo no estaba tachada políticamente de nada. Y en una ocasión que lo quise esconder, le dije: mira, te vas a ir a casa de fulano. Llamé a fulano y le dije: "Oiga… " -sí”. Y me dice: “¿Es comunista?” –“sí" -"No voy”. Nunca quiso nada que le pudieran tomar así de comunista, más listo que Dios. No quería que lo… que le clasificaran, al contrario. Entonces, este, pues, lo mandaba yo, con mi hija, a casa de unas amigas, sin que lo supieran ellos, a Cuernavaca, Le decía: "Fidel, le pones la mano encima y te mato" [risa]. Un tío a todo dar, a todo dar, a todo dar. No te bebía una copa jamás mientras estaba con, trabajando, porque no quería dejar un solo segundo la posibilidad de que una gota de alcohol le trastornara, en el momento en que estaba, ya cuando se ponía relax era otra cosa ¿no? Incansable, incansable para trabajar. El me decía: “Me parece que tú me llevas a mí la zaga, que somos iguales”, ¿verdad? Porque nos pasábamos noches sin dormir y aguantábamos, porque los demás, mira, se sentaban en un sofá, echaban sus cabezadas, y él y yo nada; que números, que más números, que papeles que… muy, una de cosas.


    Idioma
    Español

    Temática
    Tópico
    Guerra civil española
    Historia oral
    Refugiados políticos
    Geográfica
    España
    México
    Temporal
    Siglo XX

    Origen
    Lugar
    Madrid, España
    Fecha de creación
    1980
    1981

    Personas
    / Instituciones
    Isabel Richart Sotés: Entrevistado
    Elena Aub: Entrevistador
    Dolores Pla Brugat: Director de proyecto
    María Esther Jasso: Conservador de obras
    Marcela Cobos: Conservador de obras
    Instituto Nacional de Antropología e Historia: Conservador de obras
    Ministerio de Cultura de España: Conservador de obras

    Tipo de recurso
    Entrevista

    Descripción física
    Extensión
    196 pp.
    Duración
    03:43:27 hrs.

    Ubicación
    Biblioteca Manuel Orozco y Berra
    Biblioteca de Antropología e Historia Eusebio Dávalos Hurtado

    Condiciones de uso
    D.R. Instituto Nacional de Antropología e Historia, México

    Creative Commons License

    Sobre el registro

    Identificadores
    MID
    47_20190819-165741:103
    Inventario
    PHO-10-ESP-10

    Catalogación
    Fuente
    Instituto Nacional de Antropología e Historia
    Idioma
    Español

    Área de procedencia

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    Título(s)
    Título
    Entrevista realizada a Isabel Richart Sotés por Elena Aub
    Proyecto de historia oral. Refugiados españoles en México

    Contenido
    Sus datos biográficos. Se casa con Álvaro Custodio. Su filiación republicana. Sale al exilio a Francia. La odisea para cruzar la frontera. Se niega a ingresar en un campo de concentración. Escapa de un tren en marcha y se refugia con amigos franceses. Vive en París. Álvaro Custodio viaja a América. Regresa con su hija a España. El hambre y la pobreza al principiar el régimen de Franco. Viaja a Cuba y se reúne con su esposo. Él trabaja en teatro; ella, en estética femenina. Dejan Cuba y llegan a México. La labor teatral de su esposo. Colabora en el vestuario y realizan giras artísticas. El noviazgo de su hija mayor, Isabel, con Fidel Castro. Brinda protección y ayuda a Fidel. La efervescencia revolucionaria en Cuba y el triunfo de la revolución. Trabaja con su marido en el teatro Can-Can, teatro de revista, colaborando en la escenografía, la coreografía y el vestuario. Escribe en Excélsior sobre belleza. Toma parte en la producción de programas de radio en XELA. Su cariño y admiración por México. Los mexicanos: generosos y extrovertidos. Tiene problemas con sindicatos de artistas mexicanos por el montaje y adaptación de obras teatrales. La anda. El descenso en la actividad teatral. Sale de México para volver a España. Reside temporalmente en Estados Unidos. A su regreso a España, se instala en Madrid.

    Fragmento

    EA.- ¿Cuál de tus hijas fue la que fue novia de Fidel Castro?

    IR.- Es la mayor.

    EA,- ¿La mayor? Y me vas a contar eso, ¿no?

    IR.- Pues yo no sé hasta qué punto debo contarlo, digo, porque eso es cosa de ella ya, no es cosa mía.

    EA.- Bueno, pero a ella no la voy a entrevistar.

    IR.- Sí, pero es que eso ya es…

    EA.- Es tu hija y tú lo viviste, ¿no dices?

    IR.- Sí, lo viví de cerca y te puedo contar lo que, la experiencia mía de, con Fidel, por ejemplo la mía, pero cosas de ellos, pues es de ellos, es de ellos.

    EA.- Bueno, la experiencia tuya.

    IR.- Es de ellos.

    EA.- La experiencia tuya.

    IR.- Eso es de ellos, La experiencia mía es que yo estaba en, en una gira de teatro con Álvaro, y, cuando yo me marchaba, le dejaba a mi hija, en vez de dejarla en mi casa sola con la muchacha, ya era una mujer, tenía diecisiete años, dieciocho, pero en vez de dejarla en casa, que siempre en México ya sabes que hay una inquietud por las chicas solas, no se puede y eso. Bueno, pues, se la daba a una amiga mía Teleca Susó, una escritora cubana muy inteligente, muy muy inteligente, y que se llevaba muy bien con Isabelita. Y entonces ella tenía una casa muy grande en las Lomas, y ni le estorbaba ni nada, al contrario, era un regalo para ella mandarle a mi hija. Entonces se quedaba allí con ella. Bueno, en esto llega Fidel castro a México; hay sus movimientos, sus cosas, y lo agarran preso. Yo estoy de gira, no estoy en México, en el D.F., vaya, estaba en Guadalajara. Y entonces, esta, Teleca Susó, muy politizada, claro, una mujer de… fue mujer de Pablo Latorriente, que fue un hombre maravilloso, que vino aquí a España y murió aquí en la guerra de España nuestra, ah, tú sabes, ¿no? Bueno, entonces Teté quiere ir a la cárcel a ver a Fidel, y piensa que si lleva a Isabelita con ella, que con esa juventud y esa gracia, mi hija… quiero hacer un paréntesis para decirte que es de las mujeres más bellas, ¿tú no la conoces?

    EA.- No.

    IR.- Pues si vas a México te voy a dar el teléfono, porque aparte de que te va a interesar horrores, es una gente extraordinaria de personalidad, es bellísima, pero bellísima, bellísima, muy alta, un tipo… que tienes que, a fuerza, volver la cabeza pa mirarla, una mujer extraordinaria. Entonces Teté pensó que era un escudo para ella, llevarla, porque ni los carceleros ni nadie iba a pensar que ella era una política, mi chica, ¿no?, y que eso le borraba a ella un poco el matiz político que ella llevaba. Y llevaba incluso una cámara de esas ocultas de, de hacer fotos, ella llevaba su plan,

    EA.- Ajá.

    IR.- Y pensó llevarla, Y entraron en la cárcel; les dieron permiso. Y, claro, los guardianes enseguida con mi hija; bla, bla, bla, Ah, mi hija, a esa edad, a los dieciocho, ¿eh?, por donde pasaba le decían cualquier cosa, pues le encantaba y era extrovertida, de coqueta; sigue igual, te advierto, y de cuarenta, pero sigue igual. Entonces entraron en la celda, y parece ser, según me lo ha contado siempre Teté y todo mundo y eso, que Fidel ya no hizo el menor caso de nada de que le hablaba Teté, ni nada, sino a mi hija, todo el tiempo pendiente de ella. Y después, inmediatamente, cuando ya se marcharon y eso, en cuanto que salió Fidel de la cárcel, lo primero que hizo fue ir a casa de Teté y decir: "¿Dónde está esa chica?" Entonces la buscó y qué sé yo. Bueno, entonces Teté, cuando vio el asunto, ya dijo: "Uy, esto ya no me pertenece a mí, todo este lío". Y me llamó por teléfono, entonces me dijo: "Oye, aquí pasa esto: hemos ido a la cárcel y esto y ya se acabó. Fidel, Fidel está aquí viviendo en mi casa conmigo, y tu hija está aquí, y a Fidel se le cae la baba con tu hija. Y esto es una responsabilidad que yo no quiero". Entonces yo no le quise decir a Álvaro nada de esto, para no preocuparle, no tenerle la obsesión de la niña y de lo de Fidel, qué sé yo, Y entonces le dije que necesitaba venir a México por equis, etcétera, ni me acuerdo el motivo, pero debía ser fuerte para que me dejara venir, digo, que le pareciera normal, creo que por la pequeña, le dije algo de la niña. Bueno, el caso es que vine y ya entré en contacto con Fidel… ¡y se me cayó la baba!

    EA.- [Risa]. ¿Y cómo era Fidel?

    IR.- Y yo decía: "Pero cómo mi hija no está loca con este hombre, cómo no está que bebe los vientos". Pues porque era demasiado joven y el otro tenía una personalidad arrolladora, demasiada personalidad, demasiada fuerza pa ella, ¿no? Eso en el exterior. Entonces yo pienso que eso era, la razón que yo veo desde fuera, pero quién sabe si por dentro había otra, ¿no?, vete tú a saber, o que no se entendían en la forma de hablar, o que no le olía bien [risa.], o que… vete tú a saber, ¿no? Digo, hay tantas cosas entre un hombre y una mujer, no sé. Bueno, ellos duraron un tiempillo y estaban siempre juntos y todo, pero no había…

    EA.- ¿Y al Che? le conociste?

    IR.- No, al Che no. Conocí a todo el grupo que tenía éste en México, aquí, a muchos. Y entonces, pues, me ligué fenomenalmente a él.

    EA.- ¿Sí?

    IR.- Sí, porque entonces él comprendió que yo podía ayudarle y que estaba dispuesta. Y entonces, pues, trabajé con él como una leona, y entonces ya no me iba yo a la, a la gira: iba y venía, iba y venía, yo era un constante… Yo les pasé armas a México; yo les alquilé cosas; yo les saqué armas y metí gente. Bueno, no sabes en las cosas que me metí. Y cuanto más me metía menos le quería yo decir a Álvaro, porque, claro, me hubiera dicho: "Stop. Hasta aquí. Y no, ¿Y qué haces?" Y, pues, para evitar: nada, no le decía nada. Y, claro, estaban en mi casa, pues, constantemente, y todas las conferencias que podían hacer a América y a todos los sitios que tenían ellos que hablar, porque hablaban mucho con Miami. Y luego hablaba también incluso con su hijo, porque tenía un, tenía un hijo. Bueno, pues, eso desde mi casa porque, claro, yo no estaba tachada políticamente de nada. Y en una ocasión que lo quise esconder, le dije: mira, te vas a ir a casa de fulano. Llamé a fulano y le dije: "Oiga… " -sí”. Y me dice: “¿Es comunista?” –“sí" -"No voy”. Nunca quiso nada que le pudieran tomar así de comunista, más listo que Dios. No quería que lo… que le clasificaran, al contrario. Entonces, este, pues, lo mandaba yo, con mi hija, a casa de unas amigas, sin que lo supieran ellos, a Cuernavaca, Le decía: "Fidel, le pones la mano encima y te mato" [risa]. Un tío a todo dar, a todo dar, a todo dar. No te bebía una copa jamás mientras estaba con, trabajando, porque no quería dejar un solo segundo la posibilidad de que una gota de alcohol le trastornara, en el momento en que estaba, ya cuando se ponía relax era otra cosa ¿no? Incansable, incansable para trabajar. El me decía: “Me parece que tú me llevas a mí la zaga, que somos iguales”, ¿verdad? Porque nos pasábamos noches sin dormir y aguantábamos, porque los demás, mira, se sentaban en un sofá, echaban sus cabezadas, y él y yo nada; que números, que más números, que papeles que… muy, una de cosas.


    Idioma
    Español

    Temática
    Tópico
    Guerra civil española
    Historia oral
    Refugiados políticos
    Geográfica
    España
    México
    Temporal
    Siglo XX

    Origen
    Lugar
    Madrid, España
    Fecha de creación
    1980
    1981

    Personas
    / Instituciones
    Isabel Richart Sotés: Entrevistado
    Elena Aub: Entrevistador
    Dolores Pla Brugat: Director de proyecto
    María Esther Jasso: Conservador de obras
    Marcela Cobos: Conservador de obras
    Instituto Nacional de Antropología e Historia: Conservador de obras
    Ministerio de Cultura de España: Conservador de obras

    Tipo de recurso
    Entrevista

    Descripción física
    Extensión
    196 pp.
    Duración
    03:43:27 hrs.

    Ubicación
    Biblioteca Manuel Orozco y Berra
    Biblioteca de Antropología e Historia Eusebio Dávalos Hurtado

    Condiciones de uso
    D.R. Instituto Nacional de Antropología e Historia, México

    Creative Commons License


    Identificadores
    MID
    47_20190819-165741:103
    Inventario
    PHO-10-ESP-10

    Catalogación
    Fuente
    Instituto Nacional de Antropología e Historia
    Idioma
    Español

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    Biblioteca Manuel Orozco y Berra
    Biblioteca de Antropología e Historia Eusebio Dávalos Hurtado

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